Esto es algo que ya publiqué hace tiempo atrás pero quiero compartirlo nuevamente.
Oculta entre velos oscuros, camina por la derruida callejuela que lleva a su desolado hogar, ningún amor le sigue, simplemente el recuerdo de una infame traición, iluminada por el astro místico de tenebrosa y hermosa luz, dicha luminiscencia proveniente de la Luna que ha sido observada y venerada por el hombre desde tiempos ignotos. Solo se ve una negra sombra que oculta una verdad horrorosa, hermosa damisela de tez tan suave como una gélida y deliciosa brisa, ojos tan serenos, tan tristes pero tan azules como el cielo despejado de la mañana, semblante tan pálido, mortecino y a la vez tan primoroso como los rasgos de su faz que recuerdan a las féminas deidades del mundo antiguo, su cabello perpetúa las llamas infernales en las que su alma se encuentra pero de un resplandor semejante al mismo destello de su pureza. Como ánima perdida vaga entre el mundo real y la fantasía, no encuentra diferencia entre estos pues en ambos sigue siendo desdichada, en su fantasía sólo queda de un anhelo la reminiscencia, espera que un amor sincero se acerque a su tumba y le permita descansar por siempre.
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