No busco más tu ingenua mirada, esa que me estremece como lo hace un pintor al ver su obra terminada, no volveré a caer en esas esperaldas que son tus ojos y que me hacen volar a la luz de los mundos más bellos. No, no debo sucumbir a tu figura tierna que me induce a querer profanar tu pureza... Me alejaré en la barca de la soledad y sólo llevaré el recuerdo de un tarde de lluvia, naufragaré en la isla de los sueños perdidos pero si un día retornara a la realidad, no verás más mi deseo de tu cariño, ni siquiera el más ligero atisbo de añoranza. Por eso hoy digo adiós al camino que cual estrella nueva, tu sonrisa iluminara...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario